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viernes, 2 de noviembre de 2012

Nueva cinta adhesiva médica que no lesiona la piel

En la práctica clínica poder contar con algo tan sencillo como una cinta que sea suficientemente fuerte para poder adherir dispositivos médicos o vendajes al paciente sin lesionar la piel había sido hasta ahora imposible.

En particular, ésta era una necesidad urgente en las clínicas de atención a recién nacidos y adultos mayores, cuya piel es altamente sensible.

Ahora, investigadores en Estados Unidos afirman que desarrollaron un material con propiedades suficientemente fuertes de adhesión a la piel pero que puede retirarse sin causar dolor o daños.

El avance, llevado a cabo por científicos del Hospital Brigham y de Mujeres de la Escuela Médica de Harvard y el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) aparece publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).

Las cintas adhesivas o cintas quirúrgicas son esenciales en la clínica para fijar en los pacientes vendas y gasas sobre una herida o dispositivos como tubos, sondas o aparatos médicos.

Pero al retirarlas pueden causar grietas y otras lesiones en la piel.

Tres capas

"En los adultos, la capa adhesiva se rompe dejando pequeños restos de material de adhesión en la piel. Pero en la frágil piel de un neonato, es más probable que el desprendimiento ocurra fracturando la piel y causando un daño significativo"
Dr. Jeffrey Karp

 

Tal como explican los investigadores la cinta consiste de un nuevo diseño de tres capas, en lugar de las dos capas (la de apoyo y la adhesiva) que se utilizan actualmente en los materiales adhesivos.

El enfoque, afirman los científicos, cambia la forma como hasta ahora se han utilizado estos materiales.

"Las actuales cintas médicas contienen capas de apoyo y adhesivas están diseñadas para desprenderse por la superficie que se adhiere a la piel" explica el doctor Jeffrey Karp, quien dirigió el estudio.

"En los adultos, la capa adhesiva se rompe dejando pequeños restos de material de adhesión en la piel. Pero en la frágil piel de un neonato, es más probable que el desprendimiento ocurra fracturando la piel y causando un daño significativo".

"Nuestro enfoque cambia la zona de despegue y en lugar de que sea en la piel éste se lleva a cabo en una superficie intermedia colocada como respaldo de la capa adhesiva, y de esta forma se previene totalmente cualquier daño durante el retiro de la cinta" expresa el investigador.

Al crear una capa intermedia entre el material adhesivo y el antiadhesivo, agrega el doctor Karp, se establece una superficie anisotrópica, es decir, gracias a esta capa intermedia la cinta tendrá diferentes propiedades de adhesión según la dirección en que se le utilice.

Por ejemplo, dicen los científicos, es similar a la madera, que es más resistente a lo largo de la veta que a través de ésta.

Para crear la superficie anisotrópica los científicos emplearon una técnica de grabado con láser y un revestimiento que resultó en un material "de alta resistencia y baja fuerza de desprendimiento".

Cuando la capa superior se desprende la capa adhesiva que queda en la piel puede retirarse enrollándola con un dedo sin causar ninguna lesión o dolor.

Tal como señalan los investigadores, cada año, sólo en Estados Unidos, ocurren más de 1,5 millones de lesiones en la piel causadas por el desprendimiento de cintas médicas, principalmente en recién nacidos y adultos mayores.



Si es demasiado bueno para ser cierto, probablemente sea falso

Los periodistas, las revistas científicas, los propios investigadores... somos muchos quienes contribuimos a divulgar los resultados de estudios e investigaciones asombrosamente buenos. El problema es que muchos de ellos no se sostienen cuando otros colegas tratan de replicar sus conclusiones, como acaba de demostrar un reputado científico. ohn Ioannidis es famoso entre sus colegas por cuestionar constantemente los resultados científicos que se publican (en 2010 recibió el título 'Científico Valiente') y denunciar los puntos débiles de la ciencia moderna; basada en la llamada revisión por pares (expertos que revisan a otros expertos).

En esta ocasión, en las páginas de la revista 'Journal of the American Medical Association', Ioannidis señala que los resultados demasiado buenos no suelen serlo cuando tratan de confirmarse. Según sus conclusiones, los estudios que demuestran beneficios extraordinarios fracasan cuando se trata de replicar sus observaciones.

Para llegar a esta conclusión, su equipo de la Universidad de Stanford (EEUU) analizó nada menos que 300.000 publicaciones sobre 85.000 temas diferentes. De ellos, explican, el 16% mostraba beneficios cinco veces superiores para el paciente en comparación con el grupo control (pacientes que no recibieron el mismo tratamiento o, por el contrario, sólo recibieron un placebo).

Pues bien, en el 90% de estos casos 'extraordinariamente buenos', las supuestas ventajas se redujeron considerablemente en ensayos posteriores.

Entre los motivos que explicarían este fenómeno (que podría bautizarse como 'demasiado bueno para ser cierto') destacan varios: los resultados tan positivos suelen proceder de estudios pequeños (con menos de 100 participantes), que a menudo miden indicadores intermedios (en lugar de mortalidad, por ejemplo).

Rita Redberg, una especialista de la Universidad de San Francisco (EEUU) sin vinculación al trabajo, ha señalado al diario 'Los Angeles Times' que estos resultados deberían ser tenidos muy en cuenta. "A menudo, algunos fármacos reciben la aprobación de las autoridades en base a este tipo de trabajos pequeños. Tal vez no deberíamos darnos tanta prisa".

A veces, coinciden los especialistas, un beneficio modesto puede tener más ventajas para el paciente que uno espectacular, pero poco creíble.

ElMundo.es